Estreno Mundial de la Opera “El Público” de Mauricio Sotelo en el Teatro Real

“EL PUBLICO”, de Lorca, en el Real: ¡QUE PASE!

Se ha estrenado el pasado 24 de febrero en el Teatro Real de Madrid la ópera de Mauricio Sotelo “El Público” sobre el drama (inacabado) del mismo título de Federico García Lorca.

Todo el surrealismo lorquiano, todo su mundo onírico, fantástico y sensible, y  el tema de la homosexualidad latente (y declarada) de Lorca, debía verse reflejado en la partitura de Mauricio Sotelo como en un espejo  y “ debía hacerse comprensible” en palabras del ya fallecido  Gerard Mortier , al espectador de ópera del Real.

La propuesta que Gerard Mortier-anterior director artístico del coliseo madrileño- hiciera a Mauricio Sotelo de recuperar el texto de El Público de Lorca, para transformarlo en una ópera contemporánea y confrontarlo a los públicos de hoy es, desde luego una excelente idea, porque de las lecturas que el propio Lorca hiciera del primer borrador a su pequeño círculo de amigos pudo extraer una decepcionante conclusión, ya que no se trataba un texto apropiado para  los promotores de teatro ni accesible al monolítico y convencional público de su tiempo. Tal vez se tratara de una apuesta por un teatro del futuro.
Retomar de nuevo el texto de El Público, particularmente oscuro y difícil por sus claras intenciones vanguardistas para traerlo al público de hoy resulta un experimento apasionante y probablemente necesario. Pero precisamente por sus dificultades inherentes-la más grave, la pérdida o posible destrucción de una parte importante del manuscrito original- haría de ello una operación arriesgada y en cierto modo, condenada de antemano a un cierto fracaso.
En el montaje operístico de Mauricio Sotelo y Robert Castro para el Teatro Real de Madrid se atisba hoy un intenso compromiso de búsqueda en torno al texto adaptado por Andrés Ibáñez al mundo poético de Lorca en el momento en que intuía “un nuevo teatro” que por desgracia, los hechos históricos y su fatal desenlace no pudieron acoger. Lo que no impidió el reconocimiento unánime de la crítica especializada de un inmenso poeta excelentemente dotado para la dramaturgia, que lo situó, acaso sin El Público, como uno de los autores clave para entender el teatro de un convulso siglo XX.
El complicado montaje de Castro y Sotelo recoge la angustia existencial del poeta y su probable alter ego, el Director de Escena, enfrentado a sus fantasmas y a las convenciones e intereses de un teatro y una sociedad radicalmente enfrentada e intransigente que finalmente le llevaría a la muerte en 1936.

Dada la complejidad de la tarea encomendada, desde el punto de vista estrictamente musical es obligado reconocer que Sotelo sale airoso del reto con eficacia, buen oficio y sobriedad, con una original y adecuada combinación de ritmos,aires y “palos” del flamenco (hay cantaores, un guitarrista y varios bailaores procedentes del mundo del  flamenco de reconocido prestigio en la función) en íntima comunión con una música de vanguardia desprovista de aridez y que, en todo momento, creó el espacio sonoro conveniente  para el desarrollo dramático del texto lorquiano.

De nivel no tan elevado fue la puesta en escena, especialmente en la primera parte de la ópera, donde hubo la sensación de asistir a un movimiento escénico innecesario, caprichoso , arbitrario  y de excesivo barroquismo, abrumando y confundiendo al espectador, que reclamaba algo más de economía teatral  en pos de comprender y apreciar mejor el texto.Mucho mejor la puesta en escena en la segunda parte-con un arranque espectacular y original-más conceptual y contundente, menos barroca y más coherente con el espíritu surrealista, la sátira y el sentido crítico lorquinano.Buena actuación de los cantantes y del coro del Real,sobresalientes los cantaores y el guitarrista Cañizares y las prestaciones sonoras del conjunto instrumental, especializado en música contemporánea, “ Klangforum” de Viena, dirigidos todos espléndidamente por Pablo Heras-Casado, sobrio, preciso y magnífico concertador.Muy interesante y oportuna “recuperación” del complejísimo pero fascinante mundo del más universal de nuestros autores modernos, el granadino inmortal, Federico García Lorca: El público…¡que pase!

Luis Agius