Doce Klavierstücke (1994)

Intérprete: Luis Agius, piano – Un disco de Sonifolk

Interiores (2000)

Intérprete: Luis Agius, piano – Un disco de Karonte

Poesía musical

La obra fonográfica de este autor es breve pero explicita: Y se ven en ella claros los derroteros: son dos discos y una inclinacion muy evidente hacia la poesia musical. Agius trabaja con materiales sonoros de calidad, los armoniza en equilibrio, les ofrece un incontestable soporte de reflexion. En consecuencia, se puede y se le debe defender por su postura de elaborar siempre proyectos que saben representar trozos de villa, en el polo opuesto al empacho sensiblero en el que a menudo incurre el pianismo de la musica instrumental, y se le puede y se le debe defender porque sus perspicaces exploraciones sonoras son desarrolladas en medio de un estimulante y agradecible riesgo, sea cual fuere el origen y la diana de estas.

No en vano, en un mundo en el que la verdadera independencia, la de crear obras distintas con recursos ya conocidos, resulta cada vez más dificil en la pasta niveladora de la industria y de las exigencias del Obit°, dispuestas una y otra a someter a sus hijos adoptivos mas discolos, parece bueno que mOsicos como el no se sientan en la disyuntiva de aceptar chapuzas resultonas con una presumible esperanza de recuperar alguna vez la verosimilitud y la credibilidad perdida.

No es extrano, en fin, que aquel colectivo de amigos, hace cinco años, votaramos tanto su primer disco. Irradiaba emociones, optimismo ante el fracaso. Y en «Interiores» esos sentimientos han quedado, por fortuna, prolongados. Y tambien mejorados. Sus catorce piezas son la B.S.O. de los que, lástima, aun no teniendo la materia prima adecuada, seguimos sintiendo reales ganas de ser mejores personas.

Luis Martin

Imágenes

Intérprete: Luis Agius, piano – Un disco de Utopía

«IMÁGENES»

Luis Agius, composición y piano.

Las trece piezas para piano solo que integran «IMAGENES», el tercer disco de Luis Agius, han sido compuestas en el período 2001-2006, y suponen un esfuerzo creativo e interpretativo, en orden a conciliar la formación clásica y el espíritu innovador del autor, intentando conseguir una música de corte intimista, sugerente, de gran plasticidad y calado expresivo, con un lenguaje tonal sencillo y directo.

Varias de las composiciones, auténticas estampas pianísticas, están inspiradas en lugares geográficos concretos, muy queridos a Luis Agius («El último vals», inspirado en Praga; «Venezia e Murano», en Venecia y la isla de Murano, «Otoño en París», en la capital francesa).
Otras, en poemas de poetas españoles («Sueño del marinero», en el poema del mismo título de Rafael Alberti; «Sueños» en varios poemas de Luis Cernuda; “Los Olivos” en Federico García Lorca) o ensayos de escritores actuales, como el francés Frederic Geraud («Toujours aimer pour toujours»).
Asimismo, ciertas piezas están compuestas a modo de homenaje a otros artistas, músicos o pintores («Mediterránea I, homenaje a Sorolla; «Mediterránea II», homenaje a Mompou»; «Homenajes», homenaje a Rachmaninov).

La grabación del disco compacto fue realizada por Luis Agius en abril de 2006.Algunas de estas piezas (Sueño del Marinero, Mediterránea I y II,Otoño en París, Los Olivos, Amantes, Sueños) fueron estrenadas por Luis Agius en recitales públicos en Bratislava (2002), Bruselas (2005) y Pamplona (2006)

En busca de Chopin (2010)

Intérprete: Luis Agius, piano

«En Busca de Chopin»

Recital de piezas para piano de Chopin en interpretación de Luis Agius (piano Steinway).Se utilizan partituras únicamente en versiones autógrafas de Chopin (que posteriormente fueron corregidas por el compositor para su edición)

CHOPIN: LA ELEGANCIA DEL SENTIMIENTO

Son muchos y conocidos del público melómano los tópicos acuñados en torno a Frederic Chopin (1810-1849) y sus maravillosas páginas para piano: “poeta del piano”; “refinado y elegante”, “un auténtico dandy del sentimiento”…“Chopin era en efecto, un hombre elegante, cortés, educado, sensible, digno representante de la época romántica y complaciente con los convencionalismos sociales“, “(Chopin)… no persiguió construirse ( ni precisó hacerlo) una imagen de artista rebelde, bohemio o extravagante“.Nada que objetar a todo esto.Fue, además un auténtico gentleman, sorprendentemente, algo distante en el trato a corta distancia, como numerosos testimonios de sus contemporáneos acreditan.Sin embargo, mucho más allá del tópico, la nobleza y la elegancia de su expresión sentimental, convertida en música, nunca puede ser encontrada en el Romanticismo musical de un modo tan auténtico y apasionado, tan lejos de afectaciones y de sensiblería como de vacuos ejercicios de pirotécnico virtuosismo pianístico.Melancolía eslava mezclada con refinamiento francés marcan la personalidad de Chopin y dejan su impronta en su música, que de igual modo, puede tornarse dramática, épica y brillante, cuando el discurso y los objetivos musicales así lo requieren.
No obstante, lo más llamativo en Chopin es el cuidado en lograr la expresión justa, tierna y elegante del sentimiento, con mesura, sin falsos amaneramientos , tan solo apreciable en igual medida entre los contemporáneos de Chopin en los casos de Mendelssohn o del mejor Schumann.En efecto, Nocturnos, Valses, Preludios, Mazurcas, Baladas, Polonesas, Sonatas, Scherzos y otras páginas para piano, pero también sus admirados Conciertos o su escasa pero magnífica música de cámara (maravillosa la sonata para violonchelo y piano op 65) son un ejemplo palmario de la versatilidad de Chopin,su innegable buen gusto, y especialmente, su insuperable escritura pianística (la sonoridad de la música chopiniana en el piano es incomparable) en donde se aprecia su profunda sensibilidad melódica y su visionaria audacia armónica.

LUIS AGIUS, 2010.

Beethoven: Las Sonatas para piano del Manuscrito Sileskidel 1826 – (2012)

Intérprete: Luis Agius, piano

Una visita al taller del genio

En los años finales de la vida de Ludwig Van Beethoven (1770-1827), profusamente documentados por testimonios de sus contemporáneos, además de por sus célebres “Cuadernos de conversación” -que reflejan las conversaciones entre el gran sordo y sus numerosos visitantes-, fueron muchos los pianistas y compositores que rindieron tributo a la gloria musical de Beethoven, visitándole en su casa de Viena, en busca quién sabe si de algún consejo, lección , comentario o recomendación. El joven Mendelssohn y el niño prodigio Liszt le fueron presentados y fueron debidamente bendecidos por el Maestro, quien les auguró a ambos, como así fue, un esplendorosa carrera musical .Zelter, Schubert, Spohr, Czerny, Rossini, y otros músicos célebres en la época, le visitaron y se interesaron por sus obras o su estado de salud, sus opiniones musicales (o políticas) y los más afortunados quizá tuvieron la oportunidad de escucharle improvisar al piano, actividad tan del gusto de Beethoven.

Entre esos visitantes, al parecer se encontraba, en una fecha que podemos situar a comienzos de 1826, un oscuro personaje llamado Joseph Sileski, que fue presentado al parecer al genio de Bonn por otro destacado compositor en la Viena de aquellos años, Zelter, amigo común de Goethe y el propio Beethoven.Lo unico que puede afirmarse de Sileski es que debió de tratarse de un copista, quizá profesor de piano, y pianista ,desde luego, de origen bohemio o moravo y radicado en Viena. Por aquellos años, la laboriosa y en ocasiones, enojosa labor de copiar las diferentes partes de una partitura musical se encargaba habitualmente a un copista , músico profesional en la mayoría de los casos.

Si Sileski fue o no contratado por Beethoven, lo desconocemos, aunque puede suponerse que lo fue.Lo que sí puede afirmarse con total seguridad, porque así nos consta en el propio documento, es que en ese año de 1826, Sileski copió en un manuscrito de papel pautado algunas Sonatas para piano de Beethoven, en concreto las números 1, op 2, nº 8, ”patética” nº 10, op 14 nº 2, 13, op 27, nº 1 “Quasi una fantasia” 14 “Claro de Luna”,15, “Pastoral”, 17 “La tempestad”, 19, op 49 nº 1, 25 en sol mayor, 26, “Los Adioses” 27, op 90 y la nº 30, op 109 (solo el tercer movimiento), del catálogo de 32 Sonatas para piano, compuestas por beethoven a lo largo de su vida, así como algunas Bagatelas que se publicaron con el número de Opus 119 .Tal manuscrito copiado por Sileski (y rubricado por su firma) no contiene sin embargo, y esto es lo realmente extraordinario, tales Sonatas como hoy las conocemos y fueron editadas, sino que presentan multitud de variantes en cuanto a línea melódica, ritmo, acentos, matices, indicaciones de tempo, arcos de fraseo y lo más relevante, soluciones armónicas distintas a las adoptadas por Beethoven y que son las que hoy conocemos, tocamos y escuchamos en las salas de concierto.

A la vista del material del “Manuscrito Sileski”, no cabe duda de que nos encontramos ante “primeras versiones” de las Sonatas incluidas en el mismo, que posteriormente fueron retocadas y revisadas por un insatisfecho Beethoven, para -o ante- su publicación definitiva.Sin embargo, el genio de Bonn conservó la partitura de esas versiones primitivas, muy acabadas en lo formal y con una estructura muy similar a las mismas Sonatas en su versión definitiva (a excepción del Gesangvoll de la Sonata nº 30, del último movimiento de la nº 13, y de la totalidad de la Sonata nº 26 en Mi bemol mayor , op 81ª conocida por “Los Adioses”, muy diferente).Esas versiones primitivas fueron las que copió Sileski, cabe suponer que, probablemente, sin el permiso del compositor.Los motivos de Sileski bien pudieron ser de índole pecuniaria , es decir, hacer pasar estas Sonatas por auténticas o definitivas, del puño y letra de Beethoven, cuando no lo eran, y ofrecérselas a un editor, quizá en Berlín, Londres o París, por jugosos honorarios.Esto no podemos aseverarlo con certeza, pues, que se conozca, estas primigenias versiones no han sido editadas, al menos en el siglo XX por ninguna editorial europea o americana y no existe ninguna edición histórica del siglo XIX (si bien no es descartable que la hubiera: tras la Segunda Guerra Mundial, pudo constatarse la desaparición en Alemania de innumerables partituras editadas en Leipzig, Dresde o Berlín , por editores de prestigio tales como, Peters, Simrock, etc).También puede tomar cuerpo la hipótesis de la mera curiosidad, o apego (quién sabe si admiración) de Sileski hacia Beethoven y su música, lo cual le llevó a copiar esas versiones como recuerdo o para su uso personal (o incluso para hacerlas pasar como obras propias).

Sileski acabó sus días en Varsovia en la década de los 40 del siglo XIX. Algunos musicólogos alemanes y americanos datan su fallecimiento hacia 1844, con una edad indeterminada. El manuscrito Sileski viajó con él, de Viena a Varsovia y regresó a la capital austríaca con el paso del tiempo (en 1918 ya se encontraba de nuevo allí), ya que fue encontrado entre las ruinas de un masivo bombardeo de la aviación de EEUU en 1945 sobre la bella ciudad del Danubio.Este curioso e interesante manuscrito, que no ha visto la luz pública en nuestros días, ha estado y sigue estando, en manos de un coleccionista privado que desea permanecer en el anonimato, si bien existen algunas copias en manos de algunos pianistas y musicólogos de renombre de nuestros días.

Sea como fuere, la presente grabación pretende recoger estas Sonatas en su posible primera versión por su notable interés musicológico y artístico, ya que nos permiten conocer cómo trabajaba Beethoven desde sus comienzos una composición y cómo resolvía las cuestiones musicales y técnicas del oficio de compositor en su búsqueda incansable de los ideales de perfección y belleza estética, al servicio de un ideal todavía superior, casi inasible, pero ineludible: la plenitud espiritual que otorga la perfecta obra de arte.La audición de estas versiones primitivas de estas bellísimas, apreciadas y muy conocidas Sonatas de Beethoven constituye una sugerente y fascinante visita al taller del genio, ese lugar recóndito e íntimo, donde , en ocasiones, se logra lo imposible.

Luis Agius
Agosto de 2012

Tsunami en Sendai y amanecer en Tokio (2013)

Intérprete: Luis Agius, piano

«TSUNAMI EN SENDAI Y AMANECER EN TOKIO»

Profundamente impresionado tras el terrible terremoto y posterior tsunami que afecto a gran parte de Japón, con devastadoras consecuencias y pérdidas tanto humanas como materiales, me decidí , al visionar distintas fotografías de Sendai y sus alrededores en las que aparecían varios pianos desvencijados, o destruidos y semihundidos en el fango, a escribir a mis alumnos, pidiéndoles una reflexión, un recuerdo emocionado y un reconocimiento al pueblo japonés cuando interpretaran alcualquier pieza de piano.Esta petición la fundamentaba en que nosotros, los pianistas y músicos europeos , depositarios y transmisores del extraordinarto legado de la música occidental gracias a las figuras de Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Brahms, etc, tocamos en su gran mayoría en instrumentos construidos por fabricantes japoneses de gran calidad y tradición (Yamaha, Kawai, etc), con lo cual existe una relación estrecha entre Japón y Europa (y en concreto España).

Sin embargo, esto no me pareció suficiente, y surgió en mi interior la necesidad de componer una pieza de piano de gran formato en homenaje al pueblo japonés, debido también a mi admiración por la cultura japonesa (literatura, cine, historia, costumbres…).Así nació «TSUNAMI EN SENDAI Y AMANECER EN TOKIO» pieza para piano solo de unos 16 minutos de duración y que se divide en tres partes bien diferenciadas (que se tocan sin interrupción):

-I Tsunami en Senda. Agitato e con brio.Se describe sucintamente el terremoto y posterior Tsunami, gracias a una música descriptiva agitada , enérgica y dolorosa, con grandes arpegios, escalas y acordes.

-II Amanecer en Tokio.El día del terremoro comenzó como otro cualquiera.Se describe el amanecer , que culmina con el motivo restallante del «sol naciente».Posteriormente, se produce la réplica del terremoto, y aparecen la desoalción y la tristeza.Sin embargo, seguirá amaneciendo en Tokio y Japón y el pueblo japonés, resurgirán.

III Himno de Esperanza y Coda final.Tema en forma de himno:El pueblo japonés no caerá en la desesperación.Los grandes valores del pueblo nipón, el honor, la solidaridad, la dignidad, el respeto, el trabajo y el esfuerzo, triunfarán y volverá la alegría y un nuevo amanecer.La obra termina con un inequívoco espíritu de esperanza, en modo mayor.

LUIS AGIUS